A veces nos cuesta ver nuestros propios cambios. Además, cuando se es genial quien necesita cambiar. Ya has pagado tu condena, cambiar de piel como una serpiente está infravalorado.
No mires demasiado fijamente, no te recrees en un recodo de carne determinado. Mide tus pasos por el despeñadero de piel, no vaya a ser que sospechen tus sentidos que estás prestando más atención de la necesaria. No dejes que las dudas salgan a la luz y se cuelen por algún poro del corazón. Una vez liberadas, la caza de brujas no tendrá un buen final. Camina por la arena con paso firme, clavando tacón y espera a que tus huellas las reconozca alguien. Y que camine en la misma dirección.
A veces nos cuesta ver nuestros propios cambios. Además, cuando se es genial quien necesita cambiar. Ya has pagado tu condena, cambiar de piel como una serpiente está infravalorado.
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